En entradas anteriores ya hemos hablado del acoso escolar y hemos tratado de aclarar ciertas cuestiones sobre su naturaleza. En esta nueva entrada del blog vamos a tratar de daros algunas claves para identificar si nuestros hijos sufren acoso escolar.
Tenemos que tener en cuenta que cualquiera puede ser víctima de acoso sea por ser diferente al resto o no serlo. No hay un patrón que haga que nuestro hijo vaya a ser víctima. Lo único que sí tienen en común todos aquellos que sufren acoso es, llevarlo en secreto. Siendo fundamental la detección temprana para evitar daños psicológicos graves y permanentes.
Para detectarlo, debemos fijarnos principalmente en estos 3 síntomas:
- Cambios de comportamiento. El mayor problema es que podemos confundir muchos síntomas de acoso con los cambios típicos de la adolescencia. Debemos permanecer alerta si durante el fin de semana está bien y el domingo por la noche empieza a encontrarse mal, si deja de hablar y salir con sus amigos, si deja de hablar en casa o responde con evasivas, si baja su rendimiento escolar, o si, está triste y muestra cambios de humor acompañados de arranques de cólera.
- Señales físicas. Si se le «pierde» o rompe de manera habitual el material escolar o la ropa y no sabe cómo explicarlo, o si nos pide dinero para dárselo a los acosadores, pueden ser señales de estar sufriendo acoso. Sin embargo, no es habitual, ya que la mayor parte del acoso se ejerce de manera psicológica.
- Síntomas psicosomáticos. Si sufre malestar al levantarse, mareos, dolores de cabeza, palpitaciones, asfixia o alteraciones del apetito o del sueño, los padres suelen llevar al hijo al médico para practicar pruebas que no van a dar resultados concluyentes, ya que este malestar viene derivado por el acoso sufrido por el niño.